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La Mañana

Los videoclubes y la supervivencia en tiempos de Netflix

Se adaptan a la vorágine tecnológica.

Catalina Arca
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NEUQUÉN
Sobrevivir entre las nuevas tecnologías no es tarea sencilla y menos para un videoclub, que lucha contra las gigantescas cadenas de cine y la nueva modalidad de consumo audiovisual a través del servicio de streaming, como es Netflix. Sin embargo, para Aníbal, el dueño de Quasimodo, estos contratiempos no lo abruman. De hecho, se muestra optimista ante el panorama actual del club de videos.
Entrar al negocio de la esquina de Fotheringham y Elordi implica sumergirse en un mundo de los grandes clásicos del cine y no tanto: cientos de posters cuelgan de las paredes y recubren la vidriera del local. Adentro, estanterías llenas de historias esperan a que algún fanático del cine pase por ellas. Incluso las series que “están de moda” invaden el mostrador de la caja de Aníbal.
La suerte de Quasimodo quedó librada a la supervivencia, ya que es uno de los tantos rubros que debió reinventarse para poder subsistir en un mundo tecnológico que crece a pasos agigantados. El cambio del sistema de video casero, más conocido como VHS por sus siglas en inglés, al formato de DVD fue el primer sacudón. Le siguió la instalación de las salas de cine con las múltiples posibilidades de mirar una película.
Frente a ese panorama, Aníbal sostiene que el hábito del videoclub se mantiene, y enumera una serie de factores que posibilitan el negocio. El costo de la entrada al cine y el servicio de cable son los principales. “Al que le gusta como hobby ya lo tiene incorporado”, dice y explica que con lo que cuesta una entrada al cine, el socio se puede llevar más de tres películas.
El precio del alquiler varía según el título, sobre todo dependiendo de su estreno en el tiempo. Por 25 a 35 pesos, el espectador puede disfrutar de una película en su casa, en el momento que guste y como guste, y además tiene 48 horas para devolver el DVD. Tras 17 años al frente del negocio, Aníbal conoce los gustos de sus clientes y sabe cómo aconsejarlos.

Nostálgicos
Sobreviven las videocaseteras

El lado B de los clubes de video y del avasallamiento de las nuevas tecnologías ha sido la videocasetera, ese aparato que surgió en la década de los 80 y que revolucionó la forma de ver y consumir videos. Hoy, estos artefactos sobreviven en las estanterías de algunas casas, donde algunos nostálgicos evitan desprenderse de él para poder seguir rememorando los momentos familiares grabados en VHS o algunas películas clásicas que atesoran en la biblioteca audiovisual.
En la ciudad, las casas de electrónica no reciben las videocaseteras para su refacción por dos razones: por el cierre de las importaciones, situación que hace imposible conseguir los repuestos; y porque muchas veces el arreglo cuesta más que comprarse otro reproductor.
Sin embargo, los dueños de los comercios aseguran que han tomado algunas consultas sobre la reparación de estos aparatos. En muchos casos van a parar a los contenedores que están desparramados en la ciudad.

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