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La Mañana

“Por el abuso, terminó de cursar la escuela en casa”

Lo dice la madre de la chica. Hoy empieza el juicio a su profesor.

Gretel Olivares
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Neuquén.- “Él espera el juicio en libertad y mi hija vive encerrada”. Así se lamentó el papá de una adolescente que ahora tiene 14 años, pero que a los 11 sufrió abuso por parte de un profesor de educación física dentro de la escuela a la que asistía, en Plottier. A tres años del hecho, comienza el juicio contra el presunto abusador.
Las secuelas, por lo ocurrido en mayo de 2012, están vigentes. La víctima vive recluida en su casa, sale lo justo y necesario. “Por el abuso, terminó de cursar la escuela (primaria) en casa. Su habitación se transformó en el único lugar seguro”, aseguró la madre.
Antes del comienzo del juicio, la familia dialogó con LM Neuquén y contaron el drama que vivieron al principio, por no comprender lo que ocurría y luego, por la desprotección y el desamparo en los que se vieron inmersos.
“No queremos que le pase a otro niño lo que le pasó a nuestra hija, y menos en manos de este tipo. Queremos que se haga justicia. Creemos en Dios”, remarcó el matrimonio, que reconoció que a pesar de la desdicha, hoy están más unidos como familia.
En el comedor de la casa familiar, sentados en una mesa redonda y abriendo el corazón, la mamá de la víctima contó todas las señales que dio su hija hasta poder relatar lo que le había sucedido en la escuela durante una clase de educación física.
“Ella iba a sexto grado y como actividad extracurricular hacía inglés. De un día para el otro dijo que no quería ir más a inglés. Después empezó a faltar a la escuela algunos días específicos hasta que se negó a ir de manera absoluta”, recordó con angustia la mamá.
En aquellos primeros momentos en los que no entendían nada, golpearon puertas y realizaron consultas, se movieron para tratar de comprender el porqué de los cambios bruscos en el comportamiento de su hija.
“Ella era una niña feliz, era la más mimada de la casa, excelente alumna, hasta que de repente empezó a tener ataques de gritos, no quería salir de casa, llegaba a poner muebles en las puertas para bloquearlas. Se encerraba, no quería que entre luz, tapaba las ventanas con cortinas, con acolchados. Se bañaba cuatro veces al día, decía que se sentía sucia. Nosotros como papás no entendíamos nada. Yo lo llamaba a mi marido por teléfono al trabajo llorando porque no podía manejar la situación”, describió la mujer.
Pero un día hubo una señal más, que, sumada a todos los síntomas anteriores, fue la que reveló el drama del abuso.
“Ella, despierta y con 11 años, se orinó sin explicación; ahí se me vino el mundo abajo, pensé lo peor. Mi hija me contó lo que había vivido pero no quería decir el nombre de su agresor, hasta que con apoyo de una psicóloga pudo contarlo”, confió la mujer.
Recién en febrero de 2013, cuando la niña fue entrevistada en Cámara Gesell, supieron como papás lo que había ocurrido. Recién dos años después del ataque sexual.
El juicio al profesor se hará a puertas cerradas. El tribunal estará conformado por los jueces Cristian Piana, Mario Rodríguez Gómez y Daniel Varessio.

La escuela no quiso colaborar con la familia de la niña

La mamá de la niña -que en ese momento tenía 11 años- acudió a la Escuela Primaria Nº 92 y se presentó ante los directivos con el nombre del presunto abusador a solicitar su apellido,  para luego radicar la denuncia en fiscalía.
“Se negaban a dárselo, lo llamaban por su apodo, decían ‘el profe alto’”, señaló la hermana de la víctima, quien también participó de la charla.
“Una semana después de haber radicado la denuncia contra este sujeto, él seguía trabajando en la escuela. Fui hasta el Consejo Provincial de Educación en donde nadie sabía del tema porque la directora no había informado nada sobre esta situación”, sostuvo la mamá de la nena abusada, quien, sin embargo, reconoció que al estallar el problema lo único que hizo la directora fue llamar al 102. Después de informarse, el Consejo Provincial apartó del cargo al docente cuestionado.
“Mi preocupación es que anda suelto y sigue estando cerca de mi hija porque se mueve por el pueblo como quiere”, aseguró.
Desde aquel evento en su niñez, la ahora jovencita no ha podido recuperar su rutina normal. Su mamá la tiene que acompañar a todos lados y en la casa siempre queda al cuidado de un familiar.
“Ella tenía anhelos, expectativas, era abanderada. Ahora esperamos que la Justicia nos ayude para que recupere un poco de paz y tranquilidad”, concluyó el papá.

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