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La Mañana

Las razones a favor de Sapag

Fernando Castro.

Jorge Sapag suena con más insistencia que nunca para ser ministro de Energía si Daniel Scioli llega a la presidencia. Hay varias razones para que sea así. El neuquino se ocupó, con la mesura que lo caracteriza, de construir una buena relación con el bonaerense. Sucedió, al menos, desde esa primera visita juntos a Loma Campana, en julio del 2014. Allí, el candidato del FpV, tuvo la deferencia de regalarle a Sapag una réplica a escala de su famosa lancha La Gran Argentina. Pero al margen de la anécdota, ¿qué tiene el gobernador para sumar a un eventual mandato presidencial de Scioli? Lo primero que salta a la vista es la experiencia. Sapag es acaso el político que más sabe de desarrollos de hidrocarburos no convencionales en el país. Llevó a la discusión política la importancia de extraer estos recursos. Era una imagen extraña, pero ocurría: en 2006, 2007, aparecía hablando de aspectos técnicos ante auditorios extrañados que no entendían a qué se refería con la entelequia de la hidrofractura y los pozos horizontales. Hay otras razones de más peso que lo colocan en un lugar expectable. Una es la estratégica relación que construyó con grandes corporaciones petroleras (que lo reciben en Houston como uno más de la gran familia). Otra, no menor, su conocimiento del terreno: de los recurrentes conflictos por la potestad de la tierra sobre Vaca Muerta, la influencia que seguirá ejerciendo sobre el próximo gobierno provincial, y el sistema político en general, son atributos para nada desdeñables. En el haber, también se cuenta la forma en la que el MPN logró que el sindicato petrolero, a través de Guillermo Pereyra, quedara dentro de su estructura, con lo crucial que es controlar un factor clave para Vaca Muerta como la mano de obra.

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