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La Mañana

Don Jaime, un vecino ilustre que dejó huellas

El padre Fernando Barrufet retrata en un libro la vida del obispo de Neuquén, de cuyo nacimiento hoy se cumplen 100 años.

PABLO MONTANARO
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NEUQUÉN
Cuando el auto descapotable que lo traía desde General Roca ingresó a la ciudad de Neuquén, una multitud de personas se silenció al ver bajar del vehículo a quien se convertiría en ese otoño de 1961 en el primer obispo de la flamante diócesis de Neuquén. Jaime De Nevares se puso de rodillas y dio un beso a su nueva tierra. Un gesto de amor y de fidelidad con el que selló su pacto de compromiso con el pueblo neuquino.
Al cumplirse hoy el centenario del nacimiento de quien condujo los destinos pastorales en la provincia entre 1961 y 1991, se celebrará una misa a las 20 en la Catedral. Al término de la ceremonia, el sacerdote Fernando Barrufet presentará su libro Don Jaime De Nevares. El ilustre vecino, en el que retrata su relación con el obispo.
Barrufet, actualmente sacerdote de la parroquia San José, de San Martín de los Andes, fue testigo privilegiado de la vida de don Jaime ya que durante más de cinco años se desempeñó como su secretario, tarea que compartió con el padre Juan San Sebastián.
La idea del libro surgió cuando De Nevares cumplió 75 años y presentó su renuncia al obispado.  Barrufet tuvo la enorme tarea de atender a la gente durante nueve horas diarias, pasando a máquina sus notas, recibiendo a sus visitas y sentándose a la misma mesa varias veces al día. De todas esas vivencias y recuerdos se compone este libro. “El libro intenta describir la relación de Don Jaime con los sacerdotes de aquella época, su participación en la huelga de El Chocón, su postura ante los gobiernos de la provincia y con las dictaduras, la vinculación con los hermanos chilenos y las comunidades mapuches, a través de algún hecho del que fui testigo directo o me lo contaron”, explicó Barrufet  en diálogo con LM Neuquén.
Se conocieron en 1965 en Valencia, España, cuando De Nevares de regreso de la cuarta sesión del Concilio Vaticano se hospedó en el Colegio Santo Domingo Savio, donde Barrufet trabajaba. “Conversamos mucho acerca de la posibilidad de que yo me integrara a la diócesis de Neuquén”, expresó Barrufet, quien aún conserva la carta que le envió en 1967 para confirmarle su designación. “Aleluya, eres neuquino por la Gracia de Dios”, escribió don Jaime a Barrufet, quien fue su secretario hasta el 24 de marzo de 1976, cuando tomó el cargo de párroco en el barrio Villa María.
Barrufet encuentra similitudes entre De Nevares y el papa Francisco, “en la sencillez, en su forma de ser, de actuar y relacionarse con todos y el compromiso frente a la defensa de la vida, de la paz y el reclamo de que haya justicia. Todo esto que está llevando adelante el papa Francisco es lo que estaba marcado en el Concilio Vaticano II y es lo que don Jaime vivió”.
Por último, recordó una anécdota cuando en 1994 eligieron a De Nevares convencional constituyente para la reforma de la Constitución. “Un periodista le preguntó si era comunista. Don Jaime contestó: ‘Comunista yo, no. Soy solamente cristiano’. Una actitud que evidencia una auténtica fe”, concluyó Barrufet.

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