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En cinco días pasaron más de cuatro mil personas por el evento. Concluyó el Segundo Festival Internacional de Teatro.

Neuquén  
Después de cinco días intensos, cerró ayer el Festival Internacional de Teatro, que en su segunda edición sumó más de 4.000 espectadores.
El evento, organizado por el Instituto Nacional de Teatro y que se extiende a lo largo y ancho del país, tuvo en nuestra ciudad 11 funciones y recibió en sus escenarios a compañías de Santa Fe, Buenos Aires, Mendoza, México, Brasil y Ecuador. Justamente el cierre estuvo a cargo de la compañía brasileña La Tribo de Atuadores Ói Nóis Aqui Traveiz, con su performance callejera titulada Onde? Acao N° 2, además de Instrucciones para abrazar el aire (con entradas agotadas), a cargo del elenco ecuatoriano Malayerba, que dirige e integra el reconocido dramaturgo y actor argentino, Arístides Vargas.
Ambas obras, y cada una a su manera, abordan y reflexionan sobre los duros años de dictadura militar y una de las más terribles consecuencias de la violencia estatal: los desaparecidos.  
Buen balance
Después de una primera experiencia el año pasado, Ricardo Bruce, coordinador general del evento, remarcó que a pesar de que el festival recién está instalándose en Neuquén la gente respondió muy bien a esta iniciativa.
En cuestión de números, la cantidad de público se duplicó con relación a 2013 y son varias las razones que pueden explicarlo. En principio, debido a que desde la organización apuntaron a realizar funciones más numerosas, para lo que contaron con la Escuela Provincial de Títeres, pero sobre todo con el Espacio de Artes Escénicas de Teneas -inaugurado oficialmente este año- como escenario privilegiado para el festival.
Pero además, el gran crecimiento se debió a que “hay una gran cantidad de público habido de cosas nuevas”, según estimó Bruce, para quien este evento logró cubrir esas expectativas.
El teatrista contó que a diferencia de la edición anterior se pudo respirar un “aire festivalero”, que se experimentó con la gran circulación de gente de una sala a la otra; con el de boca en boca que generó, por ejemplo, que tuvieran que agregar butacas para El loco de la camisa (Buenos Aires), que hizo dos funciones para un total de más de 500 personas, pero también con el mayor involucramiento de la gente con la movida teatral. “Todas las funciones fueron a sala llena. Los chicos que vinieron a las funciones para escuelas terminaron trayendo después a la familia. La gente fue referenciándonos como organizadores del festival, consultándonos sobre los espectáculos. Se generó un ánimo muy lindo, había como muchas ganas”, explicó Ricardo.
Entonces, si de hacer un balance se trata, Bruce no duda en destacar que la edición 2014 fue “una muy buena experiencia, pero hay que ir por más. Esto es como subir un nuevo escalón. Este año pudimos trabajar con un equipo técnico más grande, que es uno de los requerimientos más importantes a la hora de traer compañías de afuera, y pudimos también delegar otras cuestiones como la difusión. Para la próxima edición tenemos que mejorar algunas cosas, como pensar en la apertura y otros detalles, pero en general fue una muy buena experiencia y estamos muy contentos de cómo se logró”.

 

Grandes presencias

Tanto la apertura como el cierre estuvieron a cargo de reconocidos teatristas. Quien abrió el miércoles fue César Brie, quien llegó con su unipersonal 120 kilos de jazz, una comedia pura en la que el actor director y dramaturgo encarna a un hombre que se hace pasar por contrabajista para poder colarse en una fiesta y ver a la chica que ama.
Por otro lado, y para el cierre, llegó nada menos que Arístides Vargas, conocido como el dramaturgo del exilio, quien recaló con Instrucciones para abrazar el aire, una obra que cuenta la reconstrucción de ciertos hechos acaecidos en una casa de la ciudad de La Plata, Argentina, en 1976.

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