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La Mañana

Una piba le dio una paliza a otra a la salida del colegio

La acusó de haberla difamado diciendo que estaba embarazada. La víctima está internada con la cara desfigurada por los golpes.

NEUQUÉN
“Vos fuiste la que dijiste que yo estaba embarazada”, acusó una adolescente a la otra. Sin mediar más palabras, le pegó un golpe en la nuca, que la desestabilizó y la hizo caer. A partir de ese momento fue una seguidilla de patadas y puñetazos, sin que nadie hiciera nada.
El hecho ocurrió el lunes a la noche, en la intersección de la calle Ignacio Rivas y Alcorta.
La joven, de 16 años, que había salido de cursar el primer año del secundario nocturno en el CPEM 2, fue seguida por un grupo de adolescentes, encabezado por una chica de 17 años. El objetivo era saldar una vieja “deuda”.
El trayecto desde la escuela hasta La Sirena lo hacía habitualmente con su madre, que también estudia en el mismo establecimiento. Pero aquella noche la mujer no fue porque tenía que cuidar a otro hijo que estaba enfermo. Esa situación fortuita fue aprovechada por la agresora. El año pasado se había enterado por comentarios de un tercero que había sido ella la que la había estado difamando por todos lados con el supuesto de que estaba embarazada. Y que hasta su tía se había enterado de aquella mentira infame.
Nunca había podido encontrarla porque la joven junto a su familia se habían ido a vivir a otro barrio.
Pero alguien la alertó que habían visto salir del colegio a la chica “difamadora” y que estaba solamente con una amiga.
Una adolescente y otros dos muchachos, la acompañaron para cometer la venganza. La siguieron a paso apurado hasta que la encontraron y allí empezó la golpiza. La amiga de la víctima intentó intervenir, pero los dos varones que acompañaban a la vengadora la inmovilizaron. Uno –aparentemente- estaba armado.
Fueron varios golpes en la cara. Luego rodillazos y patadas en el cuerpo. Todo en medio de una catarata de insultos.
Uno de los varones fue el que dijo “bueno, basta” y separó a su amiga. Después se fueron como si nada.
La chica agredida quedó tendida en la vereda con la cara desfigurada. Su amiga, desesperada, fue la que la ayudó a levantarse y la acompañó para que alguien la socorriera. Por esa zona del Bajo todavía había movimiento, pese a que ya habían pasado algunos minutos después de la medianoche. Pero nadie intervino. Ni siquiera los que vieron la paliza. Tampoco lo hizo un patrullero que transitaba por el lugar a paso de hombre. La víctima lo vio y pensó que intervendría, pero los policías siguieron su curso, como si la golpiza hubiese sido una cuestión menor.

Auxilio
Enterada la madre, llegó al lugar a socorrer a su hija. Un vecino se apiadó del cuadro y le dio las primeras curaciones. Luego fue trasladada al Policlínico Neuquén, donde quedó internada debido a las lesiones que presentaba.
Los golpes más fuertes los recibió en el rostro. Por eso, con el correr de las horas, los rasgos adolescentes comenzaron a convertirse en una masa informe de carne y hematomas.
Los ojos empezaron a cerrarse de a poco. En uno perdió parcialmente la visión. Los médicos aseguraron que hay que esperar. Que va a evolucionar, pero que es mejor que se quede allí hasta que pase el trauma.
“Fui a quejarme ante el abuelo de la chica porque conozco a la familia. Yo vivía en ese barrio hasta el año pasado”, contó Lorena Pili, madre de la víctima. Dijo, que el hombre la escuchó, le dio la razón, pero que le respondió que no podía hacer nada. Que la chica era así, muy agresiva.
Pili concurrió entonces a la Fiscalía para hacer la denuncia, pero tampoco tuvo demasiado eco. La fiscal que la atendió le explicó que la chica que la había agredido era menor y que lo mejor era que un equipo interdisciplinario abordara el tema para analizar e investigar esos problemas de conducta.
Con resignación, decidió hacer público el caso a través de los medios. Fue ella la que relató lo que había ocurrido con su hija. Lo hizo a modo de desahogo. Como para que la gente se entere de que estas cosas pasan.

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