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La Mañana

La batalla que no se ve

Ángel Casagrande

Las casi ocho mil fichas de afiliación que se recibieron en el Movimiento Popular Neuquino en los últimos tiempos reflejan a simple vista la importancia que tendrá la elección partidaria del 24 de agosto.  
¿Qué es lo que se juega en estos comicios? Básicamente, el posicionamiento de cara al 2015, porque está claro que el sector que gane tendrá la espalda suficiente y el capital político para buscar la Gobernación en las generales. En cambio, el que pierda se verá obligado a cambiar en forma drástica su estrategia si es que quiere participar del proceso de internas del año que viene.
En este contexto, nunca debe olvidarse que las “verdaderas” elecciones en la provincia de Neuquén han sido históricamente las internas del MPN. Allí se define a quiénes ostentarán el poder durante los próximos cuatro años.
Pese a que la lista Azul del oficialismo provincial ya está en plena campaña y su rival, el dirigente petrolero Guillermo Pereyra, definió que él mismo irá por la presidencia, en esta partida de ajedrez quedan muchas piezas y movimientos para dar.
¿Por qué? Porque de la misma forma que en las huestes del senador nacional aún no se resolvió quiénes serán los candidatos a la Convención, hay decenas de referentes y dirigentes de las denominadas “segundas líneas”, tanto dentro del Ejecutivo como de la estructura “dura” del partido, que si bien han amagado o se han comprometido de palabra a apoyar a uno u otro sector, todavía no tomaron una postura definitiva. Desde ambos lados saben que esto es así y son conscientes del valor que pueden tener estos “indecisos” si la elección viene cerrada. Y es ante esta situación que por estos días se está dando la otra batalla, la que no se ve hacia afuera, la de “seducir” a estos indecisos.

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