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Regularización de las tomas

Días atrás, el Concejo Deliberante de Neuquén aprobó una ordenanza para formalizar la situación dominial de las familias de la ciudad viviendo en asentamientos informales. A través de una Unidad de Gestión conformada por actores de la Provincia y el Municipio, se organizó un diagnóstico a fin de comprender las distintas realidades para ejecutar planes que permitan la entrega de títulos de propiedad, brindar infraestructura y servicios básicos y reubicar a familias en condiciones de riesgo, con el propósito de incluir a los asentamientos informales en la trama urbana. Pocos meses atrás, un temporal dejaba gran parte de la ciudad inundada y más de mil evacuados, evidenciando los riesgos de la informalidad. El temporal endureció la realidad de aproximadamente 5.500 familias en 45 asentamientos de la ciudad que hoy viven en condiciones de precariedad absoluta, pero que antes del temporal ya vivían una situación de urgencia cotidiana.
Independientemente de qué haya sido lo que originó esta ordenanza, es de sumamente importante y muy valioso contar con una política pública que trabaje la regularización del dominio de las tierras, asumida desde el diagnóstico previo y desde la visión fundamental de la integración de los asentamientos a la trama urbana.
La iniciativa parece innovadora e integral, pero depende mucho de su implementación. Aun cuando la iniciativa propone espacios participativos con la comunidad, hay que hacerlos transversales al proceso. Vecinos que han esperado respuestas y han vivido la urgencia tantos años conocen sus barrios, su entorno y sus limitaciones. Son quienes mejor entienden cuáles problemáticas son prioritarias y están dispuestos a trabajar para cambiar su realidad. Entendemos que hacer protagonistas a vecinos de asentamientos y sumar organizaciones con experiencia en el trabajo territorial puede sacar adelante proyectos consensuados, apropiados por la comunidad y hasta asegurar eficiencia económica, optimizando los recursos del Estado. Quienes trabajamos en asentamientos vemos el apoyo mutuo entre grupos de vecinos como un ejemplo valioso de participación y compromiso ciudadano.
En materia de hábitat, debemos ampliar la visión individualista y la lógica mercantil del suelo enfocada únicamente en la entrega de títulos de propiedad y el pago de los impuestos por parte de las familias. La integración urbana no empieza con el acceso a la propiedad privada, sino con la inclusión social, donde las fuerzas colectivas son parte de las mejoras que buscamos para la ciudad.
El acceso adecuado a la ciudad es un derecho fundamental y una deuda histórica para quienes viven lejos de los servicios, del transporte, de las fuentes de trabajo, de la educación, la salud, un museo o una biblioteca.
Celebramos que la situación informal y la urgencia habitacional sea prioridad porque entendemos que no podemos seguir permitiendo que miles de habitantes de la ciudad vivan en condiciones críticas, y debemos asegurar el acceso al suelo urbano. No obstante, esperamos que se esto asuma desde la lógica comunitaria e inclusiva, sumando a los actores del barrio y la sociedad civil en general.

Arquitecto Francisco Susmel
Director de Regiones de TECHO Argentina

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