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La Mañana

“El voto electrónico garantiza que el ciudadano elija en libertad lo que quiere decidir”

El politólogo Alejandro Prince defiende la implementación del sistema en el país. Propone sufragar a través de una máquina que deje una constancia en papel de la elección.

Por HERNÁN GIL

Neuquén > Alejandro Prince es politólogo, presidente de Prince & Cooke, director de Prince Polls y vicepresidente de la Fundación Gestión y Desarrollo. Durante su estadía en las denominadas Tecnap 2012 “El uso de las Nuevas Tecnologías en el Ámbito Público” en Villa La Angostura debatió sobre la implementación del voto electrónico. Defensor de la iniciativa, postula que permite una alternativa más confiable para que cada persona vote realmente a quien pretende votar.
 
¿Cómo incorporaron diversos países al voto electrónico?
Lo simpático del voto electrónico es que da en países altamente desarrollados pero con poca población y se da también en Brasil e India, países grandes tercermundistas, como se decía antes. O sea, con distintas calidades institucionales y demografías. El voto electrónico puede ser para países grandes, chicos, para los llamados primer mundo industrializados o países en vías de desarrollo, para democracias estables y creíbles y para democracias en formación o discutibles. Es una herramienta como llevar la contabilidad de tu negocio, lo puedo llevar en un negocio grande o uno chico, lo puedo llevar en un negocio de Estados Unidos o en Japón o Villa La Angostura.
 
¿Complica el debate la cantidad de variantes que ofrece el sistema?
En realidad, el debate sobre el voto electrónico tiene más de quince años. Tuvo un momento álgido cuando, como tantas promesas de tecnología, parecía que se venía y que todo el mundo lo iba a implementar. A veces se anuncia con bombos y platillos y después cae. En Argentina, en particular, creo que por motivos políticos, entre otras cosas, y por otras prioridades y urgencias la discusión quedó en la nada. Pero estoy viendo hace un año y medio que la discusión está de vuelta sobre el tapete. Hay ocho provincias que tienen esto reglamentado en la ley, en la Constitución, en el marco normativo. Además, un montón de ciudades han hecho experiencias. En el país hubo más de 50 experiencias, la mayoría de ellas políticas y vinculantes. Entre ellas, la elección de un intendente, un delegado municipal, elecciones de extranjeros, mesas en la provincia de Buenos Aires. Son 14 provincias que han hecho experiencias de voto electrónico. Todas fueron altamente satisfactorias. Y quedó satisfecho aquel que lo organizó, la oposición, el que ganó, el que perdió, los que votaron y los observadores como yo que mirábamos de afuera cómo estaba hecho y que analizábamos la situación. Se han hecho experiencias en el país con máquinas de un color, de otro color, con una marca, con otra marca, prestadas, fabricadas por una universidad y hasta importadas de Noruega. Se han usado varias máquinas, casi 20 tipos de dispositivos, de forma de emitir, imprimir o manejar la emisión del sufragio. No hay más que ponerle voluntad política a esto para que avance. Algunos vienen desde las políticas técnicas que dicen que el voto electrónico no es seguro. Es más que seguro pero, por sobre todas las cosas, lo que más garantiza es que el ciudadano elija en libertad lo que quiere decidir. Y no enfrentarse en un aula oscura con 138 boletas ilegibles, con un montón de lemas y sub lemas, de partidos y todas estas chicanas que inventan los políticos. Además de hacer una pelea entre ellos, los dirigentes políticos terminan oscureciendo la libre decisión del ciudadano con técnicas del casi mal marketting, porque buscan confundir para que se saque la boleta con el nombre más grande y así poner los diputados de unos y no de otros. Son chicanas. La emisión del voto en una máquina electrónica le garantiza al discapacitado, a una persona con mucha o poca instrucción, la seguridad de que cada paso que esté haciendo esté chequeado. Es como si alguien me preguntara todo el tiempo si estoy seguro de lo que hago. Esto no ocurre en el cuarto oscuro.
 
¿Cuál es el sistema que considera más viable?
El tipo de voto electrónico que yo y la mayoría de los que estamos en el tema proponemos no es el remoto sino el presencial. Hay un acto de voto antropológico y políticamente deseable. A veces digo que es un acto religioso que haya un día que vamos a votar. Ese día es una fiesta. En vez de estar celebrando cosas del pasado con los feriados que tenemos hoy, estamos celebrando el futuro eligiendo a quienes nos van a gobernar. Es una fiesta maravillosa de la democracia y me parece bien que sea un día donde votamos, en el que vamos a comer, y estamos todos el día dedicados a eso y todo el día mirando quien ganó. Me parece lindo el rito y el ritual del voto electrónico presencial. La emisión de este voto por supuesto que la postulo para que se haga ya. Ya sea con la máquina que proponemos o cualquiera de los equipos que hay me parece importante que quede una constancia en papel del voto en una urna sellada, cerrada y sin acceso al votante. En el caso de que se usen boletas escaneadas, que la persona se pueda llevar un recibo o un comprobante del voto. Ahora, especialmente en este momento, con la discusión del cupón y el nuevo DNI, es importante que se lleve una copia de la impresión del voto que dejó. Obviamente esa boleta o recibo certifica que voté, pero no dice a quién voté. Los requisitos del voto electrónico son los mismos que los de el voto físico. O sea, que sea universal, secreto, que sea absolutamente imposible saber a quién votaste, que el recuento sea exacto, que nadie pueda alterar ese recuento. Lo mismo que le pedimos al físico, sólo que esas cosas las hace mejor el voto electrónico. Insisto, para mí lo que mejor hace es que un señor de 80 años que ve poco, que camina mal y entra a un cuarto se enfrenta a unos pupitres oscuros con 138 boletas, si es que un partido no acaba de robarse la boleta de otro. Este hombre está mirando a veces para una misma votación boletas parecidas, con nombres parecidos, y yo no sé si votó a quien quería votar. No estoy hablando si votó a alguien que a mí me gusta o no me gusta porque es una decisión personal. Yo de lo que quiero estar seguro como politólogo y argentino es que el ciudadano antes de entrar a votar quería votar a la persona A y cuando salió votó a ese A. O sea que elija en libertad. Parte de las reglas del método democrático es que haya partidos, que haya alternancia, que haya elecciones cada cuatro años, que no haya demasiadas reelecciones y, además, que cada uno de esos individuos pueda emitir su voto en libertad con buena información. En ese momento, cuando salga ese hombre espero que vote a quien quería votar y eso lo hacen las máquinas eletrónicas.
 
¿El cambio cultural es un mito o realidad?
Un mito absoluto. Es como el mito del cajero. Yo he visto votar en poblaciones muy humildes, en poblaciones indígenas, en otros países, en zonas absolutamente vulnerables o marginales y la gente vota sin ningún problema. Y no lo digo yo sino que lo dicen las encuestas que hicieron universidades reconocidas como la universidad de Cuyo y de La Plata, que han auditado en todo el mundo estos procesos de experimentos o experiencias en voto electrónico y demuestran que no hay ningún inconveniente del lado de la persona. Los inconvenientes los presentan pequeños grupos de talibanes tecnológicos que vaya a saber cuáles son sus intenciones y a veces un pequeño grupo, partidos o pequeños actores de la política, como los punteros que ven perder el pequeño poder que tienen hoy de decir yo llevé tantos votantes. A veces también en las cabezas de algunos políticos que, por edad o por lo que sea, no terminan de comprender este fenómeno. A mí me preguntan por qué votar electrónicamente, yo siempre respondo por qué no votar electrónicamente.

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