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"No quiero el exito a cualquier precio"

Luego de más de 15 años de haberse consagrado con su disco “Lunas rotas”, Rosana Arbelo mantiene esa frescura y humildad que la llevó por todo el mundo. Fiel a su estilo, la cantante de Islas Canarias se convertirá en la gran anfitriona de la noche del 3 y 4 de abril cuando se presente en Casino Magic. La creadora de "A fuego lento" dará un show acústico denominado “Como en casa”, con el que está presentando su reciente trabajo: “Buenos días, mundo!”.

Neuquén > A pesar de que las definiciones son siempre arbitrarias y generalmente injustas, la de nómada es una idea que podría servir para despuntar cómo  Rosana  Arbelo va por la vida. Sucede que la cantante de las Islas Canarias hace de cada nuevo sitio que visita su lugar, y lo deja claro en su nueva gira titulada “Como en casa”, un tour acústico con el que, acompañada de su living -que traslada de ciudad en ciudad-, llegará con dos funciones a esta capital.
“La desventaja de las giras es estar lejos de casa, y la gran ventaja es cuando te sientes como si lo estuvieras, cuando te quieres bien con la gente”,  subrayó la artista durante una comunicación telefónica en la que desde el primer minuto dejó traslucir su honesta humildad y no economizó en agradecimientos.
Presentando su último disco, “Buenos días, mundo!”, un grito optimista y “despabilador” de trece canciones -lanzado en noviembre de 2011-, la española se embarcó en enero último en un extenso recorrido que incluye 30 presentaciones (22 de ellas en Argentina) en nueve países y que intenta demostrar que a la palabra “IMposible le sobran dos letras”.
“Este disco es una invitación al mundo que viene, el mundo en el que creo, que se basa en eso que hemos llamado utopía, pero que no es una quimera”, resumió sobre el trabajo que traduce “la verdad” que quiere lanzar y que da continuidad a la idea que planteaba en su antecesor, "A las buenas y a las malas" (2009).
Así, previo a su llegada, la cantautora, que con el disco “Lunas rotas” (1996) comenzó a escribir las primeras líneas de un extenso romance con el público de todo el mundo, habló entre otras cosas sobre su vínculo con Latinoamérica, su idea del éxito y sobre  esta nueva producción que le da la posibilidad de reencontrarse “en un abrazo” con su gente, excusa y “prioridad” en su vida.
 
¿Cómo es su relación con Latinoamérica?
Después de 15 años de sacar trabajos a la calle, empieza uno a dejar gente en distintos lugares, por la que se pone contento de volver. Siempre me sorprendo sintiendo emoción de tener que regresar, por el abrazo del público, por la sonrisa, por el cariño. Para mí, es algo muy especial que tiene que ver mucho más con las emociones que con la profesión.
 
En ese sentido, ¿intenta recorrer los lugares que visita?

Si los sitios están cerca, procuro dar un paseo por la zona y sobre todo conocer a la gente. Porque definitivamente los sitios los hacemos las personas, son el resultado de lo que hacemos con ellos. Por lo cual lo que más me gusta cuando visito un lugar que no conozco del mundo es encontrarme con su gente. Saber qué piensa, qué es lo que siente, cuáles son los sabores que le gusta. Y eso para mí es algo muy bonito.
 
En una entrevista dijo que “Buenos días, mundo!” era el disco que siempre quiso hacer. ¿En qué sentido lo dijo?
Siempre quiero hacer el disco que hago y me responsabilizo de eso. No de éste en concreto, sino de cada uno. Siempre trato de dar a la gente que se encuentra con mis canciones y me lleva a su vida un respeto muy especial. Merecen que les diga la verdad de lo que pienso y lo que siento. En ese sentido, “Buenos días, mundo!” es el que más tiene que ver conmigo, porque es el resultado del momento por el que estoy pasando ahora mismo. Pero cuando hice “Lunas rotas” era ése, y así todos. Cada disco es el que deseo hacer en cada momento.
 
¿Definiría este trabajo como optimista?
Sí, claro. Aunque creo que el optimismo, por lo menos por el que apuesto, es uno capaz de ver la realidad y de asimilarla, pero que siente que es posible cambiar aquello que no nos gusta, aquello que no está bien. Sobre todo porque el mundo no es de nadie y es de todos.  Y es tan de todos que es también de los que vengan. Así que mi optimismo pasa porque creo que entre todos somos capaces de transformar un mundo que no está pasando por su mejor momento desde hace un rato largo.
 
¿Se refiere al contexto político?
Lo digo en concepto más humanista. Porque por encima, y por delante de todo, está el ser humano. Y este es un momento en que al mundo lo tenemos que cambiar como seres humanos, por los seres humanos y entre seres humanos, más allá de a lo que nos dediquemos. Cada uno obviamente tendrá que aportar a nivel profesional su porción de magia, como sepa o como pueda. Pero por encima de ello creo que, si somos capaces de darnos cuenta de que en verdad no nos diferenciamos tanto, intentaremos cambiar este mundo para el bien de todos. Incluyendo al mundo por supuesto.
 
¿Hubo algún acontecimiento puntual que inspirara el disco?
No particularmente. Antes de que todo esto aflorara de una manera escandalosa, por decirlo de alguna manera, de que este momento se hiciera tan exageradamente frágil en el mundo entero, ya estaba con nosotros ese sentimiento, ya estábamos peleando un mundo diferente a través de canciones como “Llegaremos a tiempo” (incluida en “A las buenas y a las malas”). Pues ahora doy por sentado que seremos capaces. Ya llegué a "ese tiempo" de la mano del resto de la humanidad, o por lo menos a golpe de imaginación. Y lo que estoy haciendo es asumir el cambio para mejor, y dándole la bienvenida a ese mundo que creo y siento que es el que todos queremos.
 
Más allá de una creencia, tiene que ver con una actitud ante la vida...
Me temo que va en la genética, forma parte del paquete que me tocó y que viene conmigo. Por supuesto que tengo mis días malos. Hay un tema en este álbum que se llama “El día tonto”, que resume esos momentos que todos tenemos. Pero lo que sí es verdad es que procuro siempre ser consciente de que al derrotismo hay que regalarle poco tiempo. Y que cuando uno cree en la suerte, esta acaba apareciendo. Así que ¿por qué voy a regalarle tiempo pensando que puede ser no, cuando puede ser sí?
 
En cuanto a lo sonoro, hay como un condimento mas “rockero” en este disco…
A lo mejor para la gente que sólo conoce mi discografía le puede resultar más rockero porque evidentemente el paisaje de sonido que hay por detrás es mucho más eléctrico. Pero para quien conoce mis conciertos, mis directos con banda, no le parece que haya un cambio sustancial. Porque, la verdad, lo único que hemos hecho en este álbum es incluir el sonido que desde el principio hemos llevado en los directos.
 
Siendo tan importante la banda en el sonido, ¿cómo trabaja para que sus músicos logren transmitir lo mismo que usted ideó?
Cuando sale una canción, al menos lo que a mí me pasa, es que aunque esté sonando sólo a guitarra y voz la escucho como quiero que suene cuando esté finalizada. Y cuando ya llevas tiempo trabajando con músicos con los que te quieres bien y 'pillan' a la primera lo que les estás contando, es mucho más fácil. Al final, una canción es como una película de tres minutos y medio. Y en una película los paisajes se desarrollan en escenarios distintos. Esos escenarios en la canción, realmente son paisajes musicales, tienen mucho más que ver con sonoridades. Entonces, cuando ya te conoces con  los músicos, es más fácil que sepan en qué tipo de mundo y qué tipos de colores te mueves, qué tipo de paisaje musical necesita cada historia que estás contando.
 
¿Es una persona metódica a la hora de hacer un disco?
Los discos, en mi caso, nacen de la necesidad de compartir lo que siento. De pensar poco y sentir mucho a la hora de componer. Y, desde luego, obligándome solamente a una cosa: decir en cada frase lo que realmente tengo dentro. A comprometerme con mi verdad, con mis visiones, con mi forma de ver aquello que estoy escribiendo.
 
¿Existe en algún momento la preocupación de que las canciones gusten?
No es mi caso, porque mi única preocupación pasa por entregar a la gente la verdad. La honestidad en mi trabajo es lo único que me hace sentir bien. Si la verdad que quiero cantar coincide con la que los demás quieren escuchar y se produce eso a lo que llaman éxito, pues fantástico. Pero si no, no quiero el éxito a cualquier precio. No a golpe de mentira. Quiero regalar verdades, que supongo que a veces están más cerca que otras de lo que los demás quieren escuchar. Pero que no deja de ser mi verdad.
 
Si tuviera que analizar su carrera después de tantos años, ¿cómo la evaluaría?
Simplemente espero y deseo de mi carrera que mi mejor canción, mi mejor disco y mi mejor directo siempre estén por hacerse. Pero la verdad no pienso en el tiempo.  Hay un tema en el cd,  “Mi trozo de cielo”, que dice: “no me gustan los días contados, ni voy a contarlos, que en la calle de los imposibles se envuelven milagros”. Entonces creo que hay que vivir el tramos de vida que tenemos y plantearnos esa frase maravillosa que anda circulando por el mundo que dice: "vive tu vida como si fuera el último día porque algún día lo será".
 
Es evidente que la música es su vida. ¿Cuáles son las prioridades de Rosana fuera de ella?
Bueno, la música es importantísima porque es lo que más me gusta hacer y es mi forma de comunicación. Pero si me haces elegir, me quedo con la gente. Mi prioridad es la gente en cada una de sus formas: forma de familia, de amigos… la gente es por encima de todo. De verdad que me encanta trabajar y vivir en equipo. Soy consciente, y me alegra serlo, de que todo lo que uno hace no es importante si no se comparte. Porque una canción que no se comparte no es ni siquiera una canción, no se termina. ¿Para qué hacer un tema, si luego no tienes quien lo toque, quien lo viva, quien se lo quede, quien se lo robe? ¿Para qué hacerlo si no tienes todo eso?.

Para agendar

De gira por todo el país y por Latinoamérica, Rosana llegará el 3 y 4 de abril a Casino Magic (Teodoro Planas 4.005), a las 22, con un show íntimo y acústico en el que dará a conocer sus nuevas creaciones, además de éxitos como “A fuego lento”, “El talismán” o “Si tú no estás aquí”, entre otros.  Las entradas aún se pueden conseguir en boleterías del casino, en locales Saturno Hogar (Alcorta 261) o ingresando al sitio: www.viaticket.com. Los valores son: Sector A $250, Sector B $220 y Sector C $180.

Oportunidad

A pesar de que la crisis que atraviesa Europa no fue una emergencia sino un proceso de desgaste de un sistema que “hacía aguas” por varios lados (económico, político y social), el surgimiento de los “Indignados” y su posterior transformación en un fenómeno global le otorgó mayor visibilidad a una situación que pocos, o al menos quienes viven de este lado del Atlántico, se esperaban.
En un contexto en que “el primer mundo” carece de certezas y teniendo en cuenta la idea que lleva como bandera “Buenos días, mundo!”, Rosana analizó la crisis como una oportunidad de cambiar.
“Creo que ese es el resultado de algo que debemos venir haciendo mal desde hace mucho rato. Creo que en el momento en que nos empezamos a olvidar de los valores y los principios empezamos a hacerlo mal. En el instante en que nos cargamos la mochila con el valor del dinero y descargamos el corazón de emociones, empezamos a vernos mal. No solamente estamos hablando de una crisis económica, sino lamentablemente de una crisis seria de valores y de principios. Pero que tiene de malo que la estamos padeciendo, y de bueno que es un revulsivo para que los seres humanos volvamos a recolocarnos y volvamos a poner el mundo donde tiene que estar. Tengo rotundamente una fe sin límites en el ser humano y estoy absolutamente convencida de que si hemos sido capaces de traer el mundo hasta aquí, seremos capaces de empujarlo hacia otro lugar infinitamente mejor.

La bella y la bestia

Lo de que no hay imposibles para Rosana está muy claro y así lo pone de manifiesto en cada una de sus actuaciones. La más emblemática de los últimos tiempos fue sin dudas  su reciente presentación en el Festival de Viña del Mar, en Chile, donde tras 13 años de ausencia no sólo logró domar la fiera –o al “monstruo” como se conoce al público de ese certamen- sino que la “domesticó” a su gusto.
Así, tras un concierto en el que echó mano de sus clásicos éxitos como “El talismán”, “Contigo” y “A fuego lento”, entre otros, el público decidió premiar a la artista que no sólo se quedó con dos Antorchas (premio que decide la gente), sino que además obtuvo la Gaviota de plata, el mayor galardón entregado en la noche.

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