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La Mañana

América Latina, ¿cuatro años más fuera del radar inmediato de Obama?

Que puede esperar el subcontinente de una nueva gestión del reelecto Barack Obama en los próximos 4 años. Análisis de Silvia Ayuso para la agencia DPA.

Washington. - La victoria del demócrata Barack Obama en las elecciones del martes no debería sacudir a América Latina. Al fin y al cabo, la región ya conoce la gestión del presidente de Estados Unidos y lo que le cabe esperar de él en un nuevo mandato, en el que los vecinos al sur del Río Grande son considerados posibles aliados pero no una prioridad política.
"Sería sabio contener las expectativas", advirtió sobre la nueva victoria de Obama Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, uno de los laboratorios de ideas más influyentes en Washington sobre las relaciones con América Latina.
"Es difícil ser optimista acerca de que Obama cambiará de forma significativa su política latinoamericana", dijo a la agencia dpa Shifter. "Inevitablemente, se verá distraido por otras prioridades domésticas y de política exterior urgentes".
¿Eso es bueno o malo? Para muchos analistas, el hecho de que América Latina no esté en el radar inmediato de Washington no puede más que significar algo bueno: por una vez, la región ofrece al mundo "más soluciones que problemas", como dijo el canciller brasileño, Antonio Patriota, en su última visita norteamericana, en octubre.
Al igual que en el resto del mundo, Obama generó enormes expectativas en América Latina con su (primera) llegada a la Casa Blanca, en enero de 2009. Nunca antes los mandatarios de la región habían ovacionado a un presidente estadounidense como lo hicieron en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago tres meses más tarde, cuando Obama prometió una nueva línea de Washington hacia la región basada en una relación de iguales y respeto mutuo.
Justo antes de su llegada a la cita continental en Puerto Príncipe, Obama incluso había hecho el primer gesto en años de una administración estadounidense hacia Cuba, facilitando los viajes y envío de remesas de cubanoestadounidenses hacia la isla.
En sus primeros cuatro años, Obama ha realizado varios viajes a la región, al igual que altos funcionarios de su gobierno, especialmente la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien seguramente ya ha perdido la cuenta de las veces que ha estado en América Latina.
El gobierno demócrata ha impulsado varias iniciativas de seguridad ciudadana en la región, especialmente con Centroamérica y el Caribe, además de México, a cuyo presidente ahora saliente, Felipe Calderón, ha apoyado firmemente en su para muchos fracasada guerra contra el narcotráfico.
Además, finalmente -aunque tras muchas condiciones y presiones republicanas- acabó por ratificar los tratados de libre comercio (TLC) pendientes desde hace tanto con Colombia y Panamá.
Cualquier tímido avance hacia Cuba, tema que América Latina siempre mira con lupa, se vio frenado en seco con el arresto y condena a 15 años de cárcel del contratista estadounidense Alan Gross, un obstáculo más en las de por sí tensas relaciones con la isla, que no parece vayan a cambiar más en el futuro inmediato.
Mientras, aunque el propio presidente venezolano, Hugo Chávez, aseguró antes de las elecciones que de ser estadounidense votaría por Obama -unas palabras que no ayudaron en nada al mandatario demócrata- lo cierto es que Washington y Caracas no han logrado limar sus asperezas, una tensión que también se mantiene con otras capitales latinoamericanas.
Aunque América Latina apenas jugó un papel mínimo en la intensa campaña electoral y no mereció más que una breve mención en el programa político de la reelección de Obama, su equipo defiende a capa y espada una gestión hacia la región que, afirma, ha mejorado el estatus de Estados Unidos a ojos de sus vecinos más inmediatos.
"El liderazgo del presidente ha restaurado la posición de Estados Unidos en las Américas -subió de 58 por ciento de aprobación en 2008 a 72 por ciento en 2011- y nos ha hecho más prósperos y seguros", afirmó recientemente el portavoz de campaña y ex asesor de Obama para América Latina Dan Restrepo al contestar a un ataque de Romney.
Según la secretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, durante un nuevo mandato de Obama no caben esperar enormes cambios de política frente a la región, sino "mucha continuidad" en las políticas de seguridad ciudadana unida a un nuevo impulso a la agenda comercial a través del Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP), entre otros.
Un más de lo mismo o similar, pues, a los cuatro años que ahora culminan. Algo que con todo no tiene por qué ser malo, en vista de los problemas en que están sumidos otras partes del mundo.
"Si Pakistán, Afganistán e Irán son considerados prioridades, quizás no sea tan malo que la región no pertenezca a ese club", subrayó Shifter.

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